Una infiltración es un procedimiento mínimamente agresivo que consiste en inyectar algún producto en el cuerpo, ya sea dentro de una articulación, o cerca de ella, aunque también pueden infiltrarse vainas tendinosas, ligamentos, gangliones sinoviales, entre otros.
Estos componentes que se infiltran son sustancias diversas, cuyo objetico común es el alivio temporal del dolor articular o osteomuscular a mediano/ largo plazo, buscando una mejora de la función mecánica.
Entonces, ¿cuándo hacemos una infiltración? Las situaciones más habituales son:
- Cuando buscamos un efecto más rápido o potente que el de los analgésicos tradicionales. Para que nos permita hacer una fisioterapia pronta y poco dolorosa.
- En caso de un dolor intenso que no evoluciona bien con el tratamiento médico o la rehabilitación.
- Para dolores o problemas en regiones del cuerpo muy puntuales y localizadas como la epicondilitis, un quiste sinovial, una tendinitis específica, entre otros.
- En lesiones de larga evolución, para estimular la curación o aliviar el dolor durante un tiempo más prolongado, sobre todo las artrosis.
Y ¿qué productos son los que se infiltran?, los hay de diversos tipos:
– Antiinflamatorias y analgésicas de acción rápida: usan corticoides y anestésicos locales. El efecto de estas infiltraciones dura poco tiempo, pero el efecto calmante es bastante rápido. Pese a la mala fama de estas infiltraciones, los corticoides siguen siendo una herramienta muy útil para disminuír o eliminar la inflamación, una vez inyectados en una articulación, la cantidad que se absorbe al resto del organismo es bastante baja. Eso si, debemos evitar infiltrar corticoides más de tres veces al año.
– Viscosuplementación: El ácido hilaurónico, por su parte, es un material viscoso cuya finalidad es amortiguar una articulación, ayudando al cartílago o tendón dañado a reducir su carga. Esta infiltración mejora la hidratación de los tejidos, estimula el crecimiento celular y alivia el dolor durante aproximadamente 10 meses.
– Terapias biológicas: Son las más innovadoras, utilizan factores biológicos procedentes del plasma del propio paciente: El plasma rico en plaquetas y factores de crecimiento de los fibroblastos, conocido como PRP, puede reducir la inflamación en un tejido, además de lubricar la articulación y teóricamente ayudar a la regeneración.
Este plasma se obtiene de la sangre del paciente que, después de prepararse y un centrifugado especial, concentra los factores que serán los encargados del efecto biológico. El alivio conseguido suele rondar los 10 -12 meses. Además, no tiene efectos secundarios, al derivar de la sangre del propio paciente.
– También existen infiltraciones con Células Madre Mesenquimales (CMM), células que se encuentran en la médula ósea y son importantes para producir y reparar tanto el hueso como el cartílago. Este es un procedimiento que se utiliza sobre todo en fracturas sin consolidar, artrosis muy avanzadas o en procesos degenerativos complejos. Es un método más costoso e invasivo y se usa sobre todo asociado a alguna cirugía articular.
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