Los meniscos son estructuras anatómicas localizadas entre la rodilla, el fémur y la tibia, su composición, forma y estructura les permiten funcionar como “amortiguadores” es decir distribuyen los impactos en la rodilla para evitar que se lesione o sobrecargue. Si un menisco no funciona adecuadamente, la rodilla sufre las cargas de una forma inadecuada y esto lleva a empeoramiento de la lesión y a desgaste precoz de la rodilla.
Causas.
Algunas veces, nuestros meniscos pueden lesionarse, ya sea por una caída o un giro forzado, un estrés repetitivo en la rodilla, o por el desgaste producto de la edad. Lo que nos lleva a comentar que una lesión meniscal puede presentarse a cualquier edad, si bien los pacientes jóvenes y deportistas suelen tener mayor incidencia de las mismas.
Síntomas.
Los síntomas generalmente son: dolor de rodilla con actividades de impacto o pivote (correr, saltar, subir o bajar escaleras, etc), episodios de inflamación, así como sensación de bloqueos o chasquidos dolorosos en la rodilla.
Tipos de lesiones.
Estas lesiones, en su mayoría roturas, son de diversos tipos, dependiendo de su forma, longitud o localización: pueden er roturas pequeñas o extensas, estar ubicadas en la parte anterior, media o posterior del menisco, pueden ser horizontales, verticales, longitudinales, en flap, en asa de cubo, o desinserciones de la raiz del menisco. Estas características nos orientarán a decidir el tratamiento a seguir. (Fig 1)
¿Se requiere siempre intervención o existen alternativas previas?
Al respecto de ello, no siempre se opera una rotura meniscal, a veces el tratamiento consiste en realizar fisioterapia y un programa de rehabilitación y fortalecimiento de la rodilla. Aunque a mayoría de veces se realiza una cirugía artroscópica para tratar la lesión, ya sea remodelando, suturando, o reinsertando el menisco dañado. La decisión dependerá de múltiples factores, como la edad, el nivel de actividad, el tipo de lesión, el estado de la rodilla, entre otros.
En caso de intervención.
Antes de la intervención.
Si eres candidato a operarte, es normal que surjan algunas dudas. Antes de la cirugía habría que evitar hacer más daño del existente, manteniendo un reposo relativo y manejando la inflamación local con medicación y frio local. Es muy importante mantener la mayor movilidad de la rodilla que se pueda previo a la cirugía, tenerla muy quieta e inmóvil no nos ayudará en el periodo de recuperación.
Después de la intervención.
Después de la cirugía, es importante cumplir las indicaciones del cirujano, ya que éstas dependerán del tipo de procedimiento realizado. En líneas generales podemos decir que es de gran importancia trabajar y potenciar la movilidad de la rodilla, asistirnos de unas muletas para el apoyo, y tratar la inflamación con frío local y medidas antiedema (mantener la pierna elevada, realizar movimientos del pie/tobillo con soltura y tomar el tratamiento pautado).
En casi todos los casos se necesitará de la ayuda de los fisioterapeutas para conseguir readaptar y rehabilitar la pierna de la manera más precoz y sin riesgos de lesionarnos alguna otra estructura.
Estaremos encantados de resolver cualquier otra duda que pueda surgir! Un saludo.