El tendón de Aquiles es una es las estructuras más importantes en la extremidad inferior que
nos permiten deambular. Está formado por la terminación tendinosa de los tendones sóleo,
gemelos y algunas veces el plantar delgado, y es uno de los tendones más potentes y
resistentes del cuerpo humano. Su función es la de flexionar el pie hacia abajo, y lo usamos
prácticamente cada vez que caminamos , saltamos, corremos, o movemos el pie.
Sin embargo, pese a ello, muchas veces puede sufrir lesiones. Como todo tendón, si está
sometido a sobrecarga repetitiva o a un proceso de degeneración, dicho tendón sufre un
cambio en su estructura, lo que se conoce como Tendinosis. Cuando estos cambios producen
inflamación del mismo, le llamamos Tendinitis. Y si el tendón sufre un fallo de continuidad en
su estructura tenemos una rotura tendinosa.
Causas
Hay ciertos factores que predisponen a lesionarnos:, como las altas fuerzas a las que está sometido o el menor flujo sanguíneo en la zona media/distal del tendón (la típica zona donde se rompe).
Además tenemos otros factores como son:
- Edad y sexo. Las roturas son más frecuentes entre los varones de 30 a 40 años.
- Actividad Deportiva: los deportes que impliquen correr, saltar, o desaceleraciones repentinas como el pádel, tenis, fútbol, o basquetbol, tienen mayor riesgo de lesionar este tendón
- Tratamientos con antibióticos, en especial las quinolonas (ciprofloxacino, levofloxacino) aumentan el riesgo de rotura del tendón de Aquiles.
- Infiltraciones: Las infiltraciones con corticoides aumentan el riesgo de sufrir una rotura espontánea.
- Hipertrofia de musculatura concéntrica. Un exceso de musculatura concéntrica, sin alternar con la excéntrica, hace que el músculo se hipertrofie sin conseguir aumentarla resistencia de su tendón, con lo que somete a este último a fuerzas que no está preparado para soportar, y falla.
El diagnóstico de estas lesiones suele ser simplemente clínico, es decir, con una buena
entrevista médica y una exploración física adecuada se consigue determinar la patología.
Podemos ayudarnos de alguna prueba de imagen como son la Ecografía tendinosa o una
Resonancia Magnética.
Tratamiento
El tratamiento de las tendinosis/tendinitis consiste en un programa de potenciación,
estiramiento y fortalecimiento de las estructuras musculo tendinosas de la pantorrilla y el
tobillo, llevados a cabo con un servicio de Fisioterapeutas, así como medidas de descarga
mecánica (como son la modificación del calzado, uso de plantillas o taloneras, modificación del
nivel de actividad deportiva, entre otros).
Las roturas tendinosas plantean un problema mecánico serio para la función del pie y tobillo,
por lo que es necesaria una intervención quirúrgica para tratarlas. Las roturas tendinosas en
agudo, precisan de una sutura tendinosa (o tenorrafia) que consiste en aproximar o juntar
ambos extremos del tendón afectado con material de sutura de alta resistencia y consiguiendo
una tensión adecuada. La cirugía suele dar muy buenos resultados y la tasa de complicaciones
es mínima. (Figura 1)
Hay casos en los que una rotura de Aquiles ha pasado desapercibida, es decir, que el tendón
lleva mucho tiempo roto, se conocen como roturas crónicas y estas lesiones son más
complejas de tratar y los resultados no llegan a ser tan reproducibles ni buenos como con una
rotura aguda, ya que el tendón se encuentra afectado en una mayor extensión y suele
presentar un defecto de tamaño considerable a reparar (Figura 2 y 3), sin embargo, aún
podemos conseguir mejorar la función del tobillo y pie en este tipo de lesiones. Necesitan de
una adecuada valoración y planteamiento quirúrgico.
La recuperación completa de una cirugía del tendón de Aquiles suele tardar entre 2 – 3 meses,
se necesita la ayuda de fisioterapeutas para el manejo del paciente en el postoperatorio, y el
uso de muletas y descarga de la pierna durante una temporada larga son mandatorios para
recuperarnos adecuadamente.
Si tienes alguna consulta sobre el Tendón de Aquiles, estamos aquí para ayudarte!